HISTORIA


CLAVADOS

Los clavados son un deporte donde se ejecutan saltos ornamentales, el origen de esta modalidad data del siglo XVII, cuando los gimnastas suecos y alemanes comenzaron a practicar acrobacias saltando sobre el agua para evitar el contacto con el pavimento al caer. Es un deporte olímpico desde los Juegos de San Luís 1904 y las pruebas femeninas comenzaron ocho años después en los Juegos de Estocolmo 1912.
Los suecos y los alemanes popularizaron los saltos durante los siglos XVIII y XIX. El desarrollo del mismo se basó en los fundamentos de la gimnasia practicada en estos países. El primer libro conocido sobre los saltos se publicó en Alemania en 1843, y los saltos de competición se iniciaron en Gran Bretaña en torno a 1880.
En los últimos años del siglo XIX, un grupo de saltadores suecos se desplazó a Gran Bretaña para realizar demostraciones, lo que facilitó la aparición de la primera organización de saltos, la “Amateur Diving Association” en 1901. La competición de saltos se celebró por primera vez en los Juegos Olímpicos de San Luís en 1904, y desde 1908, la palanca y el trampolín siempre han figurado en el programa olímpico.
Desde 1928 el programa de saltos ha sido bastante estable, y tanto hombres como mujeres participan en pruebas de palanca a 10m y de trampolín a 3m. En el programa de pruebas olímpicas de Sídney 2000 se añadieron dos pruebas nuevas para hombres y mujeres: el salto sincronizado de palanca y trampolín. Se trata de pruebas en las que dos nadadores o nadadoras saltan simultáneamente desde la plataforma o el trampolín. Por lo general, la pareja ejecuta la misma figura, incluso si en ocasiones se eligen saltos complementarios.


¿Cómo empezó la historia de clavados en México? 

La natación en México despegó en desde los Juegos Olímpicos de 1968 realizados en nuestro país con dos medallas, en unos juegos que también vieron subir al podio a la esgrima, los clavados y la marcha, para sumar, con las cuatro de boxeo, nueve preseas y firmar la mejor actuación de México en la historia.
Sin embargo, debemos destacar que fue Joaquín Capilla Pérez, en la especialidad de los clavados, quien abrió paso a México en esta disciplina. Este hombre asistió a tres juegos olímpicos y siempre trajo medallas. Su primera participación fue en Londres de 1948, se colgó el bronce en la categoría de 10 metros. Cuatro años más tarde, en Helsinki, obtuvo la de plata en la misma categoría. Y para 1956 regresó de Melbourne con dos preseas: una de oro y otra de bronce en clavados de 10 metros y trampolín 3 metros, respectivamente.
Actualmente se considera a Joaquín Capilla como el fundador de la larga tradición olímpica de los clavados en México, y ni como negarlo si dejó la vara muy alta, ya que ha conseguido ser la máxima figura en ganar más medallas olímpicas para México.
Fue en Beijing 2008 y Londres 2012 cuando México se convertía en referente mundial, dando pelea a Rusia, Canadá y China, este último que en los últimos 12 años ejerce una absoluta hegemonía, pues consiguió en esa justa deportiva dos medallas de plata: Iván García y Germán Sánchez en clavados sincronizados de 10 metros, y Paola Espinosa y Alejandra Orozco en la misma prueba, pero en la rama femenil.

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